En un inciso saco 2 minutos para hablar con mi madre (hay cobertura). La conversación de todas las tardes del día de Nochevieja cuando bajo a echar la tradicional partida de mus con la cuadrilla se repite:
- Qué tal?
- Todo muy bien.
- Vale, andad con cuidado.
- Si ama, tranquila, como siempre.
Retomamos la partida, y Sincho vuelve a apretar, nos pega un “envido” (tramos de roca suelta que necesitamos escalar). Tenemos buenas cartas (todo el material de escalada), por lo que lo aguantamos. Sin embargo, en la siguiente arremetida miro a Josu. Me dice que no lo ve claro, y con un gesto me da a entender que “paso” (no se distingue una vía clara). OK, sin problemas, respondo yo.
Es en ese momento cuando Sincho ataca sin piedad y nos mete el “órdago” (el cielo se cierra sobre nosotros y en menos de 5 minutos todo queda cubierto de nieve). Tenemos que abandonar la partida cuanto antes, lo cual no parece fácil. Se producen momentos de tensión y nerviosismo (al rappelar la cuerda se engancha en las piedras y no encontramos una roca para hacer el ultimo rappel). Finalmente acaba la partida (abandonamos una cinta y conseguimos hacer el rappel que nos saca de allí).
Uno a cero para Sincho. El desaparece bajo la niebla, nosotros salimos derrotados pero enteros, por lo que podremos volver a jugar mañana (me abrazo a Josu). Esta vez la retirada es lenta (11 horas andando en total), aunque sin las tradicionales zetas de Nochevieja.
Acuerdate de la pastillita que ya veo que esta semana se te ha olvidado tomarla
ReplyDeleteNo seran esas pastillas que me diste cuando me dolia el cuello?, y luego me dices que son para la cagalera...
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